jueves, 27 de mayo de 2021

28 de abril y un fuerte URIBE HP

Un 28 de abril que puede romper la historia


¡A parar para avanzar, viva el paro nacional!

Justamente esta consigna se empezó a utilizar hace muchos años, por allá en el 2013 en el último gran paro nacional que tuvo este país antes del 21 de noviembre del 2019 (21N), en el cual el sujeto político en las calles fue el campesinado, quien colocaba sobre la mesa grandes problemas sobre la propiedad de la tierra y los TLC más cuestiones específicas como el acceso a créditos y otros temas que se necesitaban para la producción del agro.

Así como esta consigna, los problemas que tenemos en nuestro país vienen de larga data, inclusive podemos hacer una línea hasta la misma fundación de Colombia como una república. Pero desde el 21N se logró visibilizar una gran cantidad de problemas que hasta hoy sigue articulando las luchas de nuestro pueblo: educación, trabajo digno, acceso a la salud, una clase política corrupta, impuestos sobre la llamada clase media y los sectores populares, y un largo etc., que incluye la violencia persistente en grandes porciones de diversas regiones de nuestro país. En este sentido, es que desde ese 21N y luego los días 9 y 10 de septiembre del 2020, llenos de violencia y represión por parte de la policía nacional en contra de una población joven cansada de los abusos policiales, se empieza a marcar una línea de lucha popular dentro de las ciudades que, definitivamente, responden a muchas realidades que vivimos en los grandes centros urbanos de este país.

Para poder seguir esa línea que se ha venido construyendo en la calle mediante la movilización hay que ubicar unos posibles factores que han impulsado la lucha actual que estamos viviendo en el país. Lo primero, es reconocer a los territorios urbanos y  las ciudades como el centro de todas estas movilizaciones en el país; esto podría responder a varios elementos: 1) las ciudades son la expresión máxima del capitalismo somo sistema social, económico, cultural, político y ambiental, lo cual ha impuesto un rol específico dentro de las mismas que le apunta a ciudades que le sirvan a la circulación del capital y la generación de servicios para el funcionamiento de la economía, generando una cantidad de problemas y realidades que hoy se expresan en las calles, por ejemplo, la falta de oportunidades para la población juvenil, acabando con ese espejismo de que en las ciudades se brinda el acceso a los diferentes derechos, sobre todo el de educación de calidad y al trabajo digno; 2) las ciudades son el centro de las decisiones políticas que se toman en el país, desde donde burócratas deciden sobre la vida de millones de personas que viven en regiones apartadas del territorio colombiano y que, por este mismo hecho, son el centro mediático del país - ¿y si en un nuevo momento de lucha popular el campesinado, las comunidades negras y/o afros, indígenas, mineros, etc., hicieran la toma de varias ciudades, no apoyando, sino siendo parte de una movilización generalizada?-, lo cual debe ser pensado en las próximas movilizaciones del pueblo colombiano; 3) la cantidad de población en estos territorios convierte a éstos en una masa de gente que puede "pararse duro" en la lucha por los derechos y la vida digna, y 4) la violencia policial y la corrupción dentro de esta institución son factores que han llevado al levantamiento en contra de esta institución represiva que ve a la ciudadanía que sale a movilizarse en un enemigo al que hay que eliminar.

Lo anterior son solo algunas de las realidades que pudieron impulsar este estallido desde el 28 de abril, sin embargo no son los únicos y, de hecho, varios pueden ser profundizados en las discusiones barriales, comunitarias, etc., que puedan darse en este contexto. Y con esto ¿Qué retos tenemos? Son muchos, demasiados, podríamos pensar, pero desde mí perspectiva hay que avanzar en uno fundamental: ¡la organización popular! Estas luchas deben apoyarse en una fuerte organización, que pueda orientar de manera colectiva el camino que vamos a seguir en esta pelea que es de largo aliento. Ya se vienen dando expresiones de esta organización, como en nuestra localidad, pero deben consolidarse y profundizarse para que le queden a Usaquén, como una herramienta útil para poder seguir en las luchas locales, distritales y nacionales.

El llamado, la reflexión que hago desde este pequeño texto cansón y aburrido, pero necesario para alimentar el debate y la discusión, es a seguir fortaleciendo la organización de la localidad teniendo una visión de las ciudades como territorios de disputa, proponiendo unas Ciudades para la Gente Trabajadora que construya un país con vida digna. En este sentido es que debemos fortalecer los diferentes procesos sociales y populares de la ciudad para que así mismo tengan una visión más allá del pequeño territorio en el cual tienen su lucha diaria. 

Este 28 de abril se convirtió en un momento histórico para nuestras generaciones que, como se propuso en el título de este escrito, puede romper la historia, así que ¡A parar para avanzar, viva el paro nacional! ¡Uribe HP! Y no solo es un pensamiento, sino que parte de la idea de que el uribismo representa a ese viejo país que debe morir, en donde la desigualdad, la violencia, el narcotráfico, la acumulación de tierras, los derechos convertidos en mercancías y los y las trabajadoras no tienen un mínimo de dignidad, son la regla general.

¡Organización y lucha! ¡A Luchar!

domingo, 16 de mayo de 2021

Notas de prensa internacional

El Paro en Colombia desde abril en la prensa internacional

El Paro de abril de 2021 sigue la inconformidad que se vio en las protestas del 21 de noviembre de 2019. El motivo sigue siendo la Reforma Tributaría, agudizado con la situación de precariedad que ha dejado la emergencia sanitaria del 'coronavirus'.

Las protestas en Colombia revelan una situación de precariedad económica de la mayor parte de la población, y los motivos del descontento social van más allá

"'Las cifras de pobreza y hambre en Colombia en el último año son alarmantes', dijo al respecto Alejandro Rodríguez Llach, investigador en Justicia Económica del centro de investigaciones Dejusticia, de Bogotá, en entrevista con DW.

Según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), la pobreza escaló en 2020 hasta un 42,5%. Otro 30% de la población está en situación de vulnerabilidad económica: tiene ingresos por encima del nivel de pobreza, pero ante cualquier crisis económica está en riesgo de caer en la pobreza extrema. Es decir que casi un 75% de la población colombiana está en situación de vulnerabilidad económica. A eso se suma que el desempleo subió 5 puntos en 2020, sobre todo entre los más jóvenes. Estos aumentos de la pobreza se presentan, sobre todo, en las ciudades".

https://www.dw.com/es/mucha-gente-en-colombia-ya-no-tiene-nada-que-perder-aparte-de-su-vida/a-57499982

"A pesar de su guerra de 60 años, Colombia fue durante décadas un país relativamente estable. Sus presidentes eran moderados, sus índices económicos invariables, sus instituciones famosas por su fortaleza.

Pero durante los últimos años esa historia de estabilidad ha ido cambiando, y la ola de protestas y violencia política hace casi dos semanas confirmó que Colombia ya no es el mismo país de antes".

https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-57066928

"Miles de colombianos se manifiestan a lo largo del país este 12 de mayo, en la tercera jornada de paro nacional desde que iniciaron las protestas antigubernamentales el pasado 28 de abril. Las movilizaciones de este miércoles, que transcurren de manera pacífica, fueron convocadas por el Comité Nacional del Paro en respuesta a la falta de un acuerdo con el presidente Iván Duque durante la primera reunión que sostuvieron el pasado lunes para negociar sus propuestas sociales, económicas y de seguridad con el fin de encontrar una salida a la crisis.

En Bogotá, Cali, Medellín, entre otras decenas de ciudades de Colombia, miles de estudiantes, trabajadores, jubilados, miembros de sindicatos entre otros grupos de ciudadanos marchan para exigirle cambios al Gobierno de Iván Duque. Las protestas entran en su tercera semana y en medio de conversaciones hasta ahora infructuosas".

https://www.france24.com/es/am%C3%A9rica-latina/20210512-protestas-colombia-gobierno-ivan-duque-negociaciones-comite-paro

Colombia: “La protesta social del 2021 está íntimamente relacionada con la protesta social del 2019”

https://fmlatribu.com/noticias/2021/05/07/colombia-la-protesta-social-del-2021-esta-intimamente-relacionada-con-la-protesta-social-del-2019/

sábado, 15 de mayo de 2021

Asamblea y Comité de Paro Nacional en el Parque de Las Rampas, Cedritos, Usaquén, jueves 13 de mayo de 2021

Bogotá, 13 de mayo de 2021


Entre el canelazo y el micrófono abierto convocados en el parque de las rampas nos volvimos a juntar. Integrantes de las Asambleas del Paro del 21 de noviembre de 2019 y activos miembros del Comité de Paro de Usaquén. 

La inconformidad ante la represión de los aparatos de Estado contra la protesta social que inicio a mediados de abril de 2021, ha terminado con la vida de más cuarenta (40) jóvenes. En Colombia la indignación se sigue llenando de coraje y en lugar de contar los muertos y buscar los desaparecidos, todos los días siguen saliendo nuevas manifestaciones aumentando los registros del desastre.

La reforma tributaria que sigue siendo el motivo fundante de hacer salir de la casa en una emergencia sanitaria a miles de indignados, es un asalto a los bolsillos, es la perpetuación de impuestos para la militarización y precarización de nuestras vidas. Tener que sacar del sueldo ya precarizado el 19% para pagarle impuestos a un Estado que decide dar excepciones de aduana a las multinacionales extractivistas que son la causa de fondo de todos los problemas.

Los discursos se entonaron desde las 5:00 pm hasta las 9:00 pm en que duro el círculo de la voz y la palabra puestas al calor del fuego de los inconformes e insurrectos jóvenes del norte:




Esperamos nuevos post, análisis más dedicados al problema y nuevas juntanzas en los parques de nuestros barrios!

lunes, 5 de octubre de 2020

Usaquén, algunos datos de su historia muisca

En el mundo de los muiscas, antiguos habitantes de la Sabana de Bogotá, el nombre de Usaque hacía referencia a un título honorífico y de distinción, el cual era concedido por el Zipa o señor de Bacatá a los caciques de mayor linaje; de lo que se deduce que el cacique del antiguo cacicazgo de Usaquén era un Usaque, de confianza y favorito del gran Zipa por su nobleza, de quien sus súbditos adoptaron el apelativo. El título de Usaque, que entrañaba nobleza y linaje dentro de la sociedad muisca, puede ser el origen de la palabra Usaquén, que de ser cierto significaría distinción, honor y linaje, asÌ como también vigor y fortaleza.

Otra versión refiere que el vocablo se origina en cierta práctica religiosa que hoy se califica como cruel, realizada por los sacerdotes o jeques. Se dice que cuando se iba a construir la vivienda del cacique se abrían fosas en las que se enterraban los maderos o columnas de soporte que sostendrían la estructura; el ceremonial previo a la introducción de las columnas en las fosas consistía en introducir a una niña impúber en cada una, ataviada con sus mejores galas y perteneciente a una familia notable; luego, los sacerdotes o jeques del extraño rito dejaban caer los maderos sobre las niñas, triturando cabezas inocentes. Luego, estas víctimas eran pisadas con tierra. Los muiscas creían que la fortaleza y la buena suerte de la edificación y de sus moradores dependían de la construcción de la vivienda sobre los cuerpos sacrificados. A esta ceremonia se la llamaba Usaque, que en lengua chibcha quería decir "debajo del palo" usa (debajo), que (palo o madero).

Circula otra versión referente a que Usaquén significaba en voz chibcha "tierra del sol", nombre aparentemente derivado de Usaque, señor de caciques, dependiente del Zipa. Dicen también que proviene de Usaca, hija del Cacique Tisquesusa, casada por Fray Domingo de las Casas -oficiante de la misa fundacional de Bogotá- con el capitán español Juan María Cortés, quien recibió en adjudicación las tierras de Usaquén.

En la Época de la Colonia, los habitantes de Usaquén, hicieron de ésta región un territorio importante cuyos dominios abarcaban las tierras que hoy en día corresponden a los municipios de La Calera, Chía y Guasca, constituyéndose, además, en paso obligado hacia la ciudad de Tunja. Se cree que por el año de 1539 los españoles, potentados amos del momento, dieron comienzo a la fundación de la población de Usaquén, denominándola Santa Bárbara de Usaquén, título que aún conserva, en cuya parroquia se venera a esta virgen.

La historia de Usaquén va ligada al tráfico intenso, como paso hacia la ciudad de Tunja, cuando el viaje se hacía por ferrocarril. Hoy la estación es monumento nacional. La localidad ha venido presentando un notable crecimiento demográfico, con gente nativa de otras regiones del país o de otras zonas de la ciudad.

Relacionados con esta situación, se evidencian dos fenómenos: el asentamiento de una importante franja de población en viviendas no legalizadas, correspondientes a los estratos socioeconómico bajos, ubicadas en especial en la zona de los Cerros Orientales; y  el crecimiento de la vivienda tipo apartamento, en edificios construidos en lotes antes no ocupados o que han sustituido las antiguas casas. Simultáneamente, se ha venido desarrollando una importante infraestructura vial que cruza la localidad en toda la extensión y comunica a la capital con el nororiente del país. Por su parte, algunos sectores que históricamente se caracterizaron por su función residencial se han constituido en zonas comerciales.

Datos Curiosos:
 

  • En sus inicios, Usaquén fue el mayor proveedor de arena y piedra, extraídas de sus canteras, con las cuales se sentaron las bases del Capitolio Nacional y del antiguo Palacio de la Justicia, desaparecido en "El Bogotazo", el 9 de abril de 1948.

 

  • También fue el núcleo de una importante actividad artesanal de talla en madera, asícomo de tejidos: en el taller Huatay, de Raquel Vivas, se tejieron los acabados que sirvieron para cubrir el interior de la nave espacial Apolo 11.

 

  • En 1905 se construyó la Carretera Central del Norte, que mejoró notablemente las comunicaciones con Chapinero y Bogotá. Contaba con 71 kms y su cabecera se situaba a 12 km. del centro de Bogotá, lo que hacía su territorio agradable para las familias ricas de la ciudad.

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Reseña textual del documento.

1. ¡Bogotá: Panorama turístico de 12 localidades! del Instituto Distrital de Cultura y Turismo.
2. Historia de Bogotá Siglo XX, pág.228
3. Historia de Bogotá ó Siglo XX, pág. 160. "Usaquén fin de siglo"

martes, 22 de septiembre de 2020

21S Movilización con la juventud y las rebeldías.

Imparable la convocatoria en Bogotá contra el TERRORISMO DE ESTADO.

Los asesinatos perpetrados por la Fuerza Pública de la Policía Nacional, durante el 9, 10 y 11 de septiembre de 2020, no quedaran en la impunidad.

La participación de la ciudadanía sin armas, organizados con pancartas, música, bailes, arengas, medios de comunicación, registro fotográfico y audiovisual, reclama un JUICIO INMEDIATO CON SENTENCIA DE PRISIÓN COMÚN Y PERPETUA a los culpables del asesinato de Javier Ordoñez.

La convocatoria desde el Museo de la Memoria, ubicado frente al Parque Renacimiento en la calle 26. Logró una concentración que resaltó con las banderas del M-19, recordando, por las dudas, que muchos ciudadanos también saben disparar armas de fuego, y ya lo  han hecho en el pasado en Bogotá. 

El proceso de paz firmado en 1990 y el Acuerdo de Paz de 2016, son expresiones de cambio, hacia métodos pacíficos con participación política. El Estado colombiano, tiene que posibilitar el legítimo derecho a la protesta social. La movilización no puede ser estigmatizada en dos polos de extremos que no representan ni el 5% del total de los 50 millones de habitantes que tiene nuestro país.

Resuelto el problema, una vez condenen a Uribe Vélez a prisión, el asunto de la maldición del "nosotros o ellos" se resolverá en que todos "unos y otros", tenemos el compromiso de hacer la transformación cultural que es el proceso de más larga duración para llegar a un país en paz con democracia participativa y redistribución del total de las riquezas que están concentradas en el 1% de la población colombiana.

Ayer demostramos que somos un número significativo de indignados incorruptibles, que nunca nos han pagado un peso por salir a movilizarnos, pasados 17 años podemos seguir sumando en la organización de la movilización social, seguimos juntos, en distintos partidos y movimientos, los procesos de formación perduran si la conciencia social forjó realmente a hombres y mujeres que quieran vivir en un país diferente, uno que le debemos a nuestros hijos y nietos.

















jueves, 17 de septiembre de 2020

COMUNICADO DE LA COORDINADORA DE USAQUÉN


 

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COMUNICADO DE LA COORDINADORA DE USAQUÉN 

¿QUIÉN DIO LA ORDEN?

El 9, 10 y 11 de septiembre salió la ciudadanía indignada a exigir justicia por el asesinato de Javier Ordoñez por parte de la policía en el CAI de Villa Luz, en la localidad de Engativá. Estas jornadas de movilización, en contra de la violencia policial y sus actuaciones abusivas y criminales, se desarrollaron en un momento en el que la violencia paramilitar, en complicidad con el Estado colombiano y el gobierno uribista de Duque, continúan dejando víctimas por todo el país sin que haya una mínima voluntad política para acabar con esta ola de violencia que, al parecer, permanece en nuestro país.

Con esta realidad violenta en la que el foco es la juventud colombiana, y con un personaje como Álvaro Uribe Vélez que sigue dando órdenes desde su “detención” domiciliaria, las jornadas de movilización fueron intensas y se desarrollaron en varias localidades de Bogotá. Fue la juventud, golpeada por la brutalidad policial y la injusticia social, quien se movilizó en los barrios populares de nuestra ciudad y nuestro país.

La localidad de Usaquén no fue la excepción, salió a movilizarse en contra del accionar de la policía exigiendo justicia, pero también expresando la rabia por el actuar criminal -que ha sido cotidiano- de la policía nacional en el caso de Javier Ordóñez. Así, el 9 de septiembre, en el CAI de Villa Nidia y de Verbenal se desarrollaron diversas jornadas de protestas, siendo la de Verbenal la que logró tener mucha mayor afluencia de personas, en su mayoría jóvenes, y en la cual la violencia policial se profundizó.

Durante la jornada de movilización en el CAI de Verbenal, la policía hostigó la movilización y desencadenó un escenario de violencia que provocó la muerte de tres jóvenes. Esta institución volvió a mostrar su verdadero rostro y nos quedó claro que para la policía el enemigo está en la ciudadanía, en la juventud. De hecho, su accionar encubre la impunidad, defiende las políticas de miseria a las que el gobierno nacional nos ha condenado durante muchos años. Así, le dispararon indiscriminadamente con armas de fuego a la población que se estaba manifestando en el sector, dejando a varias personas heridas y tres jóvenes muertos según información de la Alcaldía Mayor de Bogotá.

Por todo lo anterior, la Coordinadora de Usaquén rechaza y condena este actuar de la policía, que en nuestra localidad cegó la vida de tres jóvenes que eran trabajadores, tenían familia, y que su única condena fue vivir en un barrio popular. Estos tres jóvenes se suman a las 15 personas que fueron asesinadas en los días 9 y 10 de septiembre por la policía.

Mientras el gobierno de Duque y su partido, Centro Democrático, saluda y respalda a los victimarios, las víctimas de la policía fueron abandonadas y no son escuchadas por parte del gobierno nacional. Por esto, exigimos una reforma estructural de la policía, que contemple los siguientes puntos:

1] Desvinculación de la policía al Ministerio de Defensa. 

2] El desmonte del ESMAD, como un cuerpo violador de derechos humanos e involucrado en asesinatos, que hoy continúan en la impunidad, como el e Dilan Cruz en las protestas que iniciaron el 21 de noviembre. 

3] La creación de mecanismos que le permitan a la ciudadanía ejercer control sobre esta institución. 

4] Formación en derechos humanos, resolución de conflictos, paz y convivencia como eje fundamental dentro de la institución; entre otros cambios necesarios. 

También rechazamos y hacemos responsables a Holmes Trujllo, Iván Duque, El Tiempo -entre otras empresas de comunicación- y a la policía nacional, por la vida de las personas que hacen parte de las organizaciones sociales, barriales, comunitarias y populares que día a día trabajan en la construcción tejido social en los barrios de Bogotá. Los señalamientos recientes son gravísimos, profundizan la estigmatización sobre la juventud e incrementan la acción delincuencial e intimidante del grupo paramilitar Águilas Negras.

Rechazamos así mismo, las detenciones arbitrarias e ilegales que se llevaron a cabo en la localidad durante las manifestaciones del 10 de septiembre tanto en el CAI de Contador, como en el de Villa Nidia. Los reportes de torturas a jóvenes en el CAI de Villa Nidia son particularmente preocupantes y deben ser investigados y sancionados por los organismos penales y disciplinarios.

Pero la transformación sigue en la movilización y la organización social y popular, en la lucha por nuestros derechos: salud, vivienda, educación, trabajo digno, por el derecho a vivir y no sobrevivir. Por eso, seguiremos haciendo el llamado a movilizarnos en las calles de nuestra localidad y de nuestra ciudad exigiendo un país con vida digna. 

¡HASTA QUE LA DIGNIDAD SEA COSTUMBRE! 

¡SIGAMOS EN LAS CALLES EXIGIENDO OTRO PAÍS CON VIDA DIGNA! COORDINADORA DE USAQUÉN!



 


Crisis de hegemonía y fascismo: una apuesta por el hacer común


“Es la incapacidad de una clase, o fracción de clase, para imponer su hegemonía, en una palabra, finalmente, la incapacidad de la alianza en el poder de sobrepasar “por si misma” sus propias contradicciones exacerbadas, lo que caracteriza la coyuntura de los fascismos” – Nicos Poulantzas


¿Qué tipo de crisis política es la que enfrentamos actualmente? Los guerreristas en el gobierno han respondido con la vieja confiable: una crisis de seguridad causada por un enemigo interno que busca la anarquía, la destrucción y la desestabilización de la nación. Buscan con esto reinscribirnos en las lógicas del conflicto armado para tejer desde el miedo los cimientos de su poder. Otros, más liberales, sostienen que la crisis es económica, y que se debe a la irrupción de la pandemia. Su solución es presionar la reactivación económica para que los mercados retomen su vida y todo siga igual. Contra estas dos lecturas, sostengo en este texto que nos encontramos, más bien, ante una crisis de hegemonía. Ella se expresa en la indignación ciudadana ante las decisiones tomadas por el bloque de poder para lidiar con la crisis económica. Afirmo además, que debe ser aprovechada por las fuerzas democráticas del país para construir alternativas reales y convincentes ante el peligro inminente del fascismo. 

El camino a la crisis

El proceso de paz con las FARC que culminó con la firma del Acuerdo Final en 2016 fracturó la historia del país. Supuso una ruptura con la lógica de guerra civil sobre la que se erigió con comodidad el proyecto uribista en el pasado. La victoria de Iván Duque en 2018 significaba, en este sentido, una apuesta riesgosa  del uribismo por rehabilitarse en un país que ya no era el mismo. Este proyecto, sin embargo, ha hecho agua desde que inició. La inexperiencia de Iván Duque, su falta de liderazgo, la impropiedad de su capital político, y consecuentemente, su sumisión a una banda de perros rabiosos que desde su partido lo llaman a hacer disparates, han condicionado su gobierno. Estas contradicciones podrían explicar la sumatoria de decisiones desconcertantes y de episodios a la vez cómicos y trágicos, que lo han hecho merecedor del moto de aprendiz, y que han multiplicado hasta el cielo la producción y circulación de memes con su figura. 

Según algunos medios de comunicación, la intempestiva irrupción de la pandemia global del Covid-19 le dio a Iván Duque una oportunidad para asumir el liderazgo que tanta falta le hacía. La inminente crisis económica y social sería una segunda oportunidad para demostrar a los colombianos sus capacidades como gobernante.

Desde entonces, el presidente le ha apostado a manejar la situación a partir de una grotesca fórmula: la destinación de recursos públicos al gran capital monopólico (capital industrial + capital financiero) y el fortalecimiento de la “Fuerza Pública”. Como expresiones de lo primero, podríamos contar el préstamo a Avianca, el desembolso de los dineros de la crisis al sistema financiero y la propuesta de endeudar a las clases populares. Se trata pues, de una apuesta política inequívocamente favorable a los grandes propietarios y contraria a los intereses de las mayorías trabajadoras. Las cuantiosas inversiones al fortalecimiento del ESMAD, el anuncio de nuevos reclutamientos masivos, la llegada de asesores militares gringos al país, y los recientes intentos de ilegalizar la protesta social dan cuenta de lo segundo.  

Mientras tanto, la crisis económica actual ha disparado el crecimiento de la desigualdad que se venía cultivando durante los últimos años por cuenta de los favores políticos que tanto el uribismo como el santismo le hicieron al poder corporativo. La pobreza, que se nos había vuelto paisaje, devino en una auténtica emergencia humanitaria. Y así, mientras el presidente daba regalos a los grandes capitales, las grandes mayorías se vieron afectadas por el aumento desmedido del desempleo, la crisis de la educación pública y el empoderamiento de las mafias que hacen control territorial en los barrios y veredas con el auspicio (por acción o por omisión) de la “Fuerza Pública”. 

Gobernar una crisis en función de la desigualdad es un reto mayúsculo, pues no es fácil para ningún gobernante construir consensos para justificar lo injustificable. Y el uribismo, a pesar de la violencia y del control que tienen sobre los medios masivos de propaganda, no ha logrado hacerlo convincentemente. Si la visión hegemónica es aquella que provee una imagen de la naturaleza y los propósitos del Estado para la sociedad en general, la crisis de hegemonía a la que nos enfrentamos se da por cuenta de la incapacidad del gobierno de proyectar la idea de bien común que, al menos de manera mítica, encarna el Estado. 

La crisis se expresa en la erosión de los significados básicos del lenguaje de la política. ¿Qué tiene de democrático un orden como el actual? ¿Qué tienen de públicos los recursos que son administrados por una élite para financiar exclusivamente sus intereses? ¿qué tiene de pública una Fuerza que abusa permanentemente de quienes utilizan el espacio público para trabajar, parchar, sobrevivir? ¿qué tiene de público un espacio que se ha vuelto peligroso para quienes lo habitan? ¿qué tiene de común la idea de bien que promueve el Estado, cuando este está capturado por unas élites que solo actúan en beneficio propio?  

Las explosivas manifestaciones del 9 y el 10 de septiembre dan cuenta de que la crisis de hegemonía se ha agudizado. En este punto, la pérdida de legitimidad de la autoridad estatal es una de sus expresiones visibles. No hay que olvidar que la crisis política se manifestaba ya con fuerza en noviembre de 2019. En ese momento, los habitantes de las principales ciudades del país se volcaron a las calles para reclamar en ellas lo que les había sido negado en las ‘instituciones democráticas’. La respuesta del gobierno combinó el desprecio, la represión y una tardía e hipócrita simulación de diálogo social. La crisis social se intensificó a medida que la pandemia avanzaba, aunque las restricciones a la circulación lograron amilanar los ánimos de la movilización por buena parte del 2020. Mientras tanto, la Policía tuvo luz verde para ejercer su poder abusivamente con total impunidad. Llegó septiembre y la presión de los grandes grupos económicos obligó al gobierno a relajar definitivamente el distanciamiento social. Como si fuera cuestión de mecánica de fluidos, la presión escapó con furia tan pronto como tuvo oportunidad; y esta llegó por cuenta de las crudas imágenes del asesinato de Javier Ordoñez. 

El campo fertil del fascismo

Las explicaciones conspirativas que el gobierno ha ofrecido y los medios han replicado son absurdas. No es que la gente odie a la Policía por cuenta de malintencionados líderes políticos de oposición. No es que la gente esté manipulada por fuerzas oscuras. No es que nos encontremos ante una arremetida de una debilitada insurgencia. Es que es natural que la gente del común se indigne porque las cosas se resuelven siempre a favor de los que siempre resuelven. Es natural que la gente se indigne porque las fuerzas del Estado sólo han estado ahí para reprimir violentamente su indignación. Los dados están cargados y la gente no aguantó más. 

Aún así, el gobierno ha insistido en reinscribir la crisis que lo afecta en la lógica del conflicto armado. Lo que es un problema político, es reformulado en términos de una amenaza de seguridad. Los actores políticos son degradados al nivel de enemigo interno, y el descontento popular es representado como amenaza nacional. Ante la crisis de hegemonía, el bloque de poder amenaza con radicalizar la represión, y es allí donde las fuerzas del fascismo aprovechan para crecer. 

La generalización de la incertidumbre y del desconcierto hacen de este un escenario de disputa por el sentido común. El bloque de poder ha optado por relanzar su ofensiva a través del miedo y de la promesa de la seguridad. El riesgo inminente es la fascistización de las distintas fracciones de las clases dominantes, y así mismo, de las clases dominadas. El Estado de excepción podría resultar atractivo para los grandes capitales y falazmente, para el pueblo en general. A cambio de mayor orden, estabilidad, oportunidades laborales, seguridad y de un país en donde la gente pueda desarrollar su vida como quiera, el uribismo exige una renuncia a las garantías de derechos humanos, al disenso y a la posibilidad misma de una oposición política legal. 

El establecimiento ha ido jugando sus cartas en esta nueva coyuntura. A la ofensiva por el sentido común, que desde hace rato venía realizando el fascismo a través de tenebrosos pasquines como El Nodo, El Expediente y RCN, se han sumado medios tradicionales como la Revista Semana y El Tiempo. En las redes sociales, en las empresas, en los barrios y en las veredas, los temores se contagian más rápido que el covid-19 y la gente llega más rápido a conclusiones extremas sobre lo que se debe hacer. Como si se tratara de voces sabias que respaldan este nuevo sentido común, las camarillas del capital monopólico (ANDI, Consejo Gremial, ProBogotá, Cámara de Comercio) respaldan a través de comunicados la deriva autoritaria y se muestran, ahora sí, menos respetuosos de los órdenes institucionales que se puedan romper por cuenta de ella. 

Una apuesta por lo común

El presente demanda de las fuerzas democráticas que actúen decididamente en los escenarios que garantizan la proximidad, el intercambio y el hacer común.  La crisis política que vivimos es una oportunidad para que las fuerzas democráticas construyan alternativas para quienes han sido instrumentalizados y pisoteados por el bloque de poder. Lo que hay que evidenciar es que las fuerzas antisociales no son aquellas que se manifiestan decididamente en contra del orden, sino aquellas que saquean el erario y extraen los frutos del esfuerzo que realizan las mayorías trabajadoras para sobrevivir. Que quienes respaldamos la indignación y la rabia, somos también quienes estamos dispuestos a construir un proyecto colectivo capaz de ofrecer alternativas a quienes se ven afectados por las crisis. 

La reactivación de los tejidos comunitario-populares a partir del estallido social del 9 y 10 de septiembre de 2020 es una oportunidad para entrar en la disputa por el sentido común y ofrecer desde allí alternativas convincentes a la crisis de hegemonía. Frente al hambre, el hacer común debe construir sistemas agroalimentarios locales y comunitarios. Frente al desempleo, el hacer común debe habilitar espacios para la actividad creativa, cultural, artística, deportiva o productiva. Frente a las arremetidas policivas y fascistas contra el espacio público, el hacer común debe reapropiar lo privado y generar amplios espacios de encuentro. Frente a la degradación de los ecosistemas locales, el hacer común debe cuidar y revitalizar las tramas por donde fluye la vida. Frente al deterioro de los vínculos entre representantes y representados de las instituciones “públicas”, el hacer común debe generar instituciones comunitarias abiertas a la intervención igualitaria de quienes se ven afectados por las lógicas del capital. Frente al despliegue contagioso de las lógicas de la muerte y la violencia, el hacer común debe hacer prevalecer las lógicas de la vida.

En ese hacer común, en esa proximidad, es donde se construyen los horizontes para la reapropiación colectiva de la riqueza social que producimos quienes trabajamos, cuidamos y hacemos. En esa proximidad, además, nos reconocemos en riesgo y nos acompañamos con quienes también lo padecen. Por eso, es que es ahí donde empezamos a cavar la tumba del fascismo. 



28 de abril y un fuerte URIBE HP

Un 28 de abril que puede romper la historia ¡A parar para avanzar, viva el paro nacional! Justamente esta consigna se empezó a utilizar hace...